Disfrutar de una Vida Saludable Comer Bien Sin Sacrificar el Placer

Disfrutar de una Vida Saludable Comer Bien Sin Sacrificar el Placer

Muchas veces nos pasa que iniciamos una dieta estricta sin hacer ejercicio, hacer ejercicio hasta el cansancio para comer lo que apetezca. Nos esforzamos por encontrar bienestar, pero nos hace falta el equilibrio. Es difícil llegar a una armonía cuando hay tanta información sobre qué comer y que no y, a veces tan contraria, se vuelve abrumador. En este artículo exploraré cómo adoptar hábitos alimenticios que nutran el cuerpo de una manera consciente, sin sacrificar los sabores que más nos gustan.

La Relación Compleja con la Comida

Las mujeres tienden a tener una relación compleja con la comida debido a presiones culturales y sociales. Esta relación a menudo está cargada de juicios sobre lo que es «bueno» o «malo», lo que puede llevar a una alimentación restrictiva. Bueno, es lo que me haga adelgazar o mantener el peso y malo (todas esas comidas deliciosas) que engorden. Comprender esta dinámica es esencial para romper con patrones poco saludables y abrirse a una alimentación más consciente.

Para mantener un cuerpo sano, lo primero que necesitamos es quitar las etiquetas de bueno o malo. Esto nos lleva a una mentalidad que podría crear una relación no tan sana con la comida. Es importante reconocer que la moderación es la clave para disfrutar todos los alimentos, incluso de vez en cuando la comida chatarra.

Es necesario iniciar por aceptar y reconocer nuestros gustos personales. Dentro de la cantidad de comidas que nos gustan debe haber unas más saludables que otras y si aumentamos ese consumo, ya iniciamos por buen camino. Y le quitamos a la mente esa carga de hacer la tarea de comer saludable, porque cualquier cosa que pensemos es una tarea, nos lleva al efecto contrario.

La Actitud a la hora de comer

Hasta para alimentarse se necesita actitud. No sé si te ha pasado que, por ejemplo, empiezas a comer un fondue, pero estás pensando en las toxinas que vas a acumular, la cantidad de grasa que tiene, las grasas saturadas y hasta la celulitis que vendrá después (en tu cabeza). Bueno, preocuparse es una toxina y regañarte a ti misma más la ansiedad es algo peor. El cuerpo absorbe las emociones y esos pensamientos. Por eso, que tu alimentación no sea una preocupación, sino una bendición, y con esa actitud mantente en la mesa.

La Dieta

Una dieta saludable tiene más que ver con lo que consumes que lo que eliminas. Céntrate en el contenido nutricional más que en las calorías. Por ejemplo, el pan de panadería que sale fresco en la mañana sí puede tener un poco más de mantequilla que el pan de bolsa tajado integral, bajo en grasa. Sin embargo, tiene menos químicos y conservantes y puede ser una fuente de alimentación más sana que la comida procesada como la bolsa.

Puedes reducir azúcares, carbohidratos y grasas sin necesidad de seguir una dieta. Lo que necesitas es aprender a cocinar esos alimentos de manera más saludable, como al vapor o en la air-fryer. Y si tienes una debilidad por el dulce, puedes hacer tus propios postres con yogur griego, estevia, chocolate bajo en azúcar o dietético. No tienes que renunciar a tus comidas preferidas, sino aprender a hacerlas de manera diferente y que sean más saludables.

El cuerpo siempre te va a decir lo que necesitas si lo escuchas. Mantente en contacto con él.

Construyendo una Nutrición Equilibrada

Los expertos en nutrición recomiendan una dieta que incluya proteínas, carbohidratos, frutas, verduras y productos ricos en calcio. Así, el cuerpo recibe todo lo que necesita para funcionar bien, con energía y mantenerte saludable.

Lo realmente importante es que tu dieta esté compuesta de comida real, porque esta contiene las vitaminas y minerales para nutrir el cuerpo. Comer alimentos reales, me refiero a comidas que no tengan colorantes, preservantes, azúcares añadidos y aditivos que se encuentran en las comidas procesadas y ultraprocesadas.

Construir tu dieta no significa comer menos, sino tratar de elegir alimentos que te nutran y que te gusten, obviamente.

Consejos Prácticos para una Alimentación Saludable

  • Incluye una variedad de colores en tus platos. Los colores de las verduras y frutas no solo estimulan, sino que dan diferentes vitaminas y minerales a tu cuerpo.
  • Toma agua regularmente por lo menos dos litros de este preciado líquido, mantendrá tu cuerpo hidratado durante el día y tu piel también te lo va a agradecer.
  • Práctica la alimentación consciente, mastica cada bocado y siente realmente su textura y sabor. Esto te ayudará a la digestión y aumentará el nivel de saciedad.
  • Mantén un registro de tus comidas, no para contar calorías, sino para ser consciente de tus decisiones alimenticias.

 

Vivir una vida saludable no significa renunciar a los placeres de la buena comida. Mas bien es aprender a disfrutar de manera consciente para mantener una relación positiva y sostenible con la comida. La clave es encontrar un equilibrio que funcione para ti y que puedas mantener a largo plazo.

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