Experimentar las dichas propiedades de una gema o de una imagen a la que se le atribuye la atracción de buena suerte, no es necesariamente el resultado haber esperado ciegamente a que los milagros aparecieran de la nada, al contrario, es en gran medida la consecuencia de haber abierto, muchas veces sin darnos cuenta, las puertas de nuestra mente para darle a aquel objeto, el permiso de ser lo que se supone que es, trabajar lo que se supone que trabaja y de cultivar aquella cualidad que carecemos o que queremos potenciar. Es algo que alimentamos con nuestros pensamientos y que con el tiempo, tras haber influido en nuestros procesos mentales, es capaz de mantenernos concentrados en lo que realmente nos importa y de repeler todo aquello que antes nos desbalanceaba emocionalmente, nos quitaba energía o simplemente nos distraía de nuestros objetivos.
Así es como nacen los accesorios de poder, que si bien son objetos que adornan nuestros cuerpos, terminan convirtiéndose en confidentes y ayudantes en la misión terrenal a la que hemos sido llamados.
La elaboración de uno de estos accesorios en forma de brazalete con piedras no es algo que se deba tomar a la ligera, requiere respeto hacia el futuro portador y hacia los demás elementos que conforman el accesorio. Es necesario meditar en las propiedades, estar concentrado, estar equilibrado mentalmente, ya que confeccionar un accesorio de poder es en gran medida extender una invitación a participar en la tradición milenaria, tan antigua como la civilización misma, de portar un complemento, un elemento transformador capaz de alterar la realidad y de re direccionar la vida. Por eso estos objetos no deberían ser obtenidos de cualquier fuente sino únicamente de expertos que conozcan su capacidad y que estén familiarizados con las diferentes ramas espirituales.
Para esto se utilizan hilos fuertes, de alta durabilidad y se trabajan tejidos resistentes, fáciles de poner y de quitar. Son realizados en dos colores bastante influyentes en nuestra psique, uno siendo un espectro de la luz altamente llamativo y el otro siendo la ausencia de esta. Estos son el rojo y el negro. El primero con las connotaciones de la fuerza, la vitalidad, la pasión, el fuego interior y de ser un color que atrae lo positivo y repele las energías destructivas. Y el segundo tenido como el color del poder, lo misterioso, lo infinito y lo neutral, perfecto para apagar posibles distractores y mantener oculto aquello que se desea mantener lejos de miradas inquisidoras.
Es en general un proceso lleno de amor. Cada brazalete terminado espera a la persona a quien va a acompañar y con la que va a compartir su luz. Portar un accesorio de poder es una oportunidad para cambiar las condiciones en las que se encuentra tu vida y su cuidado implica cierta responsabilidad. El amor que tú le des es el amor que este te devolverá, la confianza que deposites en este volverá en forma de perseverancia cuando lleguen momentos difíciles, la meditación constante en sus atributos altera tu mente y el cuerpo, porque el trabajo energético que realiza el accesorio junto con el portador traspasa los límites de su realidad llegando incluso a alterar la vida de todos a su alrededor.
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