Una de las pasarelas que más me gustó en Bogotá Fashion Week fue la del diseñador Juan Pablo Socarrás, quien no solo involucra comunidades indígenas o desplazadas en la elaboración de piezas artesanales dentro de sus colecciones; entretejiendo la labor de los artesanos, la moda y tendencias con una historia que conmueve, conecta y se queda en la memoria. Para mí eso es lo más importante de un producto.
No puedo explicar la sensación que tuve al ver la pollera en seda con encaje debajo de la falda en uno de los diseños, que intencionalmente se dejaba ver; me trasladó a la niñez, ver a mi abuela con su colorete, falda de color rojo y la cadencia al caminar que distingue a la mujer costeña y su resiliencia al sacar una familia adelante.
Como dije en el artículo “La fuerza de la feminidad” Todo ha sido contado sin palabras, solo a través del vestuario. Desde el punto de vista emocional una pasarela que conecta con cada mujer porque, cada una de nosotras se identifica o ha identificado con alguna de las facetas descrita en esta historia.
Aquí algunas fotos de esta memorable pasarela.
