En un evento de moda las propuestas para el género femenino dominan las pasarelas, porque seamos sinceras, a quienes más nos gusta comprar ropa y accesorios somos mujeres y aunque últimamente, ha tomado fuerza el movimiento Genderless, el cual elimina la barrera del género para tomar elementos de confección femeninos en prendas masculinas y al contrario, volvimos al auge de la feminidad en la mayoría de pasarelas en Bogotá Fashion Week.
La feminidad concebida desde el orgullo en ser mujer. Una persona competente, capaz, sensual, hábil y fuerte que no esconde los atributos que la diferencian de los hombres, sino que la magnífica, tomándolos como parte de su unicisidad e individualidad. Dentro de las propuestas presentadas en el Bogotá Fashion Week vi mujeres fuertes, empoderadas en trajes masculinos en la pasarela “Rouge” de la diseñadora Lina Cantillo; quien confecciona para hombres, pero en esta oportunidad presentó mujeres en prendas masculinas, con una gran carga de sensualidad.
Juan Pablo Socarrás nos mostró una mujer en las diferentes etapas de su vida: la juventud, el enamoramiento, el matrimonio, el duelo y el resurgimiento después de una difícil prueba. Todo contado sin palabras, solo a través del vestuario. Desde el punto de vista emocional una pasarela que conecta con cada mujer porque, cada una de nosotras se identifica o ha identificado con alguna de las facetas descrita en esta historia.
Isabel Henao, nos enamoró con el ideal de feminidad, una mujer elegante, sofisticada y segura. Una perfecta armonía o justa medida de las virtudes femeninas plasmado en sus creaciones por medio de una paleta de colores fuertes, telas sedosas, fluidas, a veces vaporosas, tejidos suaves y agradables al tacto que dan una sensación de confort y bienestar.
La propuesta de Faride Ramos nos llevó a esa niña que se va convirtiendo en mujer, momento donde se reafirma el Yo, su feminidad. En su colección tuvo gran importancia la camisa blanca, chaquetas oversize masculinas, blazers y telas en cuadros como las que siempre se han usado en los colegios de monjas.
También vimos la mujer guerrera, rebelde y que no se conforma con lo establecido en los estándares sociales o culturales, en la pasarela de Luisa Alvarado, una mujer que descontenta con la oferta de moda en Colombia inició su marca desde esa necesidad de crear algo distinto. El resultado, una propuesta roquera e irreverente que tiene como estandarte la icónica chaqueta de cuero y prendas muy femeninas en estampados provocadores.
El feminismo imbuido en cada una de las pasarelas, me hace ver que mientras el mundo está cambiando los esquemas sociales e igualando la posición de los géneros por medio de las prendas de vestir; en Colombia, nos sentimos orgullosas de nuestra feminidad y podemos llevar prendas masculinas con la delicadeza y sensualidad propia de nuestro género.